Juegos de pareja
Un hombre está sentado solo a la mesa con un mazo de cartas intentando completar un solitario. No está feliz, pero tampoco angustiado. Un mujer que lo estaba observando se acerca calladamente y se sienta a la mesa en frente a él. El hombre levanta la vista, se miran, se sonrien y el hombre le dice:
- ¿Te gustaría jugar una mano al chinchón?
La mujer acepta con entusiasmo.
Despues de jugar un par de manos la mujer dice:
- Bueno, ahora juguemos un rato a la escoba de quince.
- No me gusta la escoba de quince. - Responde el hombre.
- Pero yo acepté jugar al chinchón un rato con vos, sería justo que ahora juguemos un rato a lo que yo quiero.
- Yo te invité a jugar al chinchón, nada más. En ningún momento dijimos que ibamos a jugar un rato a lo que yo queria y otro rato a lo que vos querias.
- Pero no es justo, yo ya estuve jugando al chinchón con vos, te dí el gusto, ahora quiero jugar a la escoba de quince.
- En ningun momento me pareció que me estuvieras dando el gusto, parecias muy entusiasmada cuando te invité a jugar.
- Es que yo estaba entusiasmada pensando en el momento en el que nos pusieramos a jugar a la escoba de quince, es lo lógico; el chinchón está bien por un rato, pero cualquiera sabe que despues hay que jugar a la escoba de quince.
- Yo te invité a jugar al chinchón y nada más. Pero si tenes tantas ganas de jugar a la escoba de quince podes ir a jugar con ese otro hombre que está en la mesa de ahí.
- Pero no quiero jugar con nadie más a la escoba de quince, vos sos la única persona con la que me interesa jugar.
- Bueno, disculpame, pero yo no tengo ganas de jugar a la escoba de quince. Asi que como yo no tengo ganas de jugar a la escoba de quince y vos no tenes ganas de seguir jugando al chinchón me parece que no vamos a poder seguir jugando.
La mujer enojada revolea las cartas por el aire, insulta al hombre, lo acusa de haberla hecho perder el tiempo con esas manos de chinchón y se retira. El hombre, ya sin sus cartas, empieza a sentirse angustiado.
- ¿Te gustaría jugar una mano al chinchón?
La mujer acepta con entusiasmo.
Despues de jugar un par de manos la mujer dice:
- Bueno, ahora juguemos un rato a la escoba de quince.
- No me gusta la escoba de quince. - Responde el hombre.
- Pero yo acepté jugar al chinchón un rato con vos, sería justo que ahora juguemos un rato a lo que yo quiero.
- Yo te invité a jugar al chinchón, nada más. En ningún momento dijimos que ibamos a jugar un rato a lo que yo queria y otro rato a lo que vos querias.
- Pero no es justo, yo ya estuve jugando al chinchón con vos, te dí el gusto, ahora quiero jugar a la escoba de quince.
- En ningun momento me pareció que me estuvieras dando el gusto, parecias muy entusiasmada cuando te invité a jugar.
- Es que yo estaba entusiasmada pensando en el momento en el que nos pusieramos a jugar a la escoba de quince, es lo lógico; el chinchón está bien por un rato, pero cualquiera sabe que despues hay que jugar a la escoba de quince.
- Yo te invité a jugar al chinchón y nada más. Pero si tenes tantas ganas de jugar a la escoba de quince podes ir a jugar con ese otro hombre que está en la mesa de ahí.
- Pero no quiero jugar con nadie más a la escoba de quince, vos sos la única persona con la que me interesa jugar.
- Bueno, disculpame, pero yo no tengo ganas de jugar a la escoba de quince. Asi que como yo no tengo ganas de jugar a la escoba de quince y vos no tenes ganas de seguir jugando al chinchón me parece que no vamos a poder seguir jugando.
La mujer enojada revolea las cartas por el aire, insulta al hombre, lo acusa de haberla hecho perder el tiempo con esas manos de chinchón y se retira. El hombre, ya sin sus cartas, empieza a sentirse angustiado.
6 Comments:
Disfruté mucho la lectura de este cuento. Me atrevo a decir que resume de manera exquisitamente realista la actitud demandante y egoísta de la gran mayoría de las mujeres. La que aquí se describe revela un complejo arquetipo. Observemos el modo en que aquélla se impone, avasallando, instalándose desde el principio, en la mesa del hombre que buscaba un espacio de reflexión en compañía de los naipes. Todo este itinerario recorre, todas esas partidas de chinchón (junto a este hombre que no le pide nada a nadie) para llegar a su taimado propósito de exigir, insistir en jugar a la escoba... Cabe señalar que no es casual que dicho juego fuera su predilecto. Detengámonos en el modo en que intenta enredar a su víctima. “- Pero no quiero jugar con nadie más a la escoba de quince, vos sos la única persona con la que me interesa jugar.” Estas viles palabras y su inclinación a la escoba nos conducen a una interpretación certera, el hombre estaba siendo asediado por una bruja, que en definitiva (como todas)* logró su cometido: el hombre termina invadido por la angustia...
*Léase bruja, léase mujer
Permítame darle la bienvenida a este foro Rodolfo, pase, póngase cómodo y tómese algo. La agradezco por su elogiosa interpretación de este texto (la motivación original del autor queda reservada) y debo felicitarlo por el descubrimiento de la asociación del juego de la escoba de quince con una bruja, yo no lo había pensado así al menos concientemente. Seguramente no va a faltar alguien que venga a decir que el hombre debería estar jugando al "truco".
Muy agradecido de tanta calidez, aquí les dejo la dirección que comparto con mi socia, la Srta. C. DeMented... Es mi mano derecha, atiende estos asuntos cibernéticos en los cuales no estoy ducho. A veces no sé qué haría sin la bruja! <:-) ¡Salut!
http://alsosprachcecilbdemented.blogspot.com
¡Salúte!
Ya sabia que mi estimado Tad Zeger no podia faltar por mucho tiempo en este foro, ahora solo falta que entre una mujer para que le podamos gritar al unísono "¡Callese la boca que estamo hablando lojombres!".
Y mi estimado Rodolfo, apenas inagure la largamente postergada sección de "Los abajo firmantes piensan que TheNakedApe esta loco pero igual le siguen la corriente" pondré el link a su página, que dicho sea de paso, felicitemela a DeMented por su contundente comienzo.
Lamentablemente cualquier pretensión machista que pudiera tener este articulo fue ampliamente superada por las publicidades de FOX-life.
Dice mucho sin decir de más y eso es una virtud. Sucinto.
Ahora estoy pensando en Chejov y en Roberto Bolaño. Una buena lectura que evoca buenos autores.
Saludos
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